Secuencia 04 2 from Cecilia Sandoval on Vimeo.
Desde un primer momento quise trabajar
algo del interior del Otro. En un principio me interesaron los sueños, pero más
adelante me desplacé hacia los recuerdos y finalmente resultó una mezcla de ese
mundo onírico. Sobre el espacio interno
del Otro no voy a contar más de lo que intentan decir (o callar) las imágenes y
el sonido. Me voy limitar entonces a hablar sobre algunas de mis elecciones.
En algunas ocasiones decidí
retratar al Otro en la naturaleza, esa mezcla de pureza y salvajismo, esa
inmensidad integradora. Están presentes cuatro elementos: el aire, que todo lo
envuelve, el suspiro vital; el fuego (presente en un leve sonido), como transformación
y regeneración; el agua, como el fluir, purificar; y la tierra, el origen, la
generadora y la madre (y la madre que también susurra una canción de cuna).
También retraté al Otro en
espacio interior, dentro de un lugar, pero ese lugar no es otro que ella misma,
sus recuerdos, sueños, sus dudas y certezas.
Superpuse interior-exterior
marcando una contradicción. La misma de la vida, grandiosa hasta llegar al
Absurdo, una contradicción que aparece como unidad armoniosa (o un intento de).
Todo se puede decir sobre los
sueños, menos que sean una mentira. En numerosas ocasiones es desestimado todo
aquello que la lógica no logra explicar. Pero, ¿cómo explicar los valores de la condición humana,
como la belleza, el amor, la solidaridad ?
Me parece oportuno ahora agregar
las palabras que dijo alguien cierta vez: “Persona, quiere decir máscara, y
cada uno tiene muchas. ¿Hay realmente una verdadera que pueda expresar la
compleja, ambigua y contradictoria condición humana? (…) ¿Qué máscara nos
ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que
nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos
intima, nos ataca? Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el
hombre esta entonces frente a su propia e implacable conciencia.
Cuántas lágrimas hay detrás de
las máscaras! Cuanto más podría el hombre llegar al encuentro con el otro
hombre, el supremo bien, si nos acercáramos los unos a los otros como
necesitados que somos, en vez de figurarnos fuertes! Si dejáramos de mostrarnos
autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo,
como muertos de sed que somos en verdad. Cuanto mal podría ser evitado!”
Para concluir, en cuanto a la experiencia de
trabajo, puedo decir que fue muy buena. Aunque por momentos me veía un poco
estancada, siempre estuvo “el Otro” para confiarle mis dudas y contarle mis
ideas. Muy contenta con quién me tocó trabajar, no creo que alcance 1 minuto
para mostrarles lo que yo vi: mi (gran) compañera (y persona) Pilar.
Algunas fotos del proceso con analógica:
Recreación de la foto de pequeña y bodegón